Idilio
>> 27 de enero de 2011
Una noche oscura y lluviosa
entré en la estancia donde estabas
atractiva y maravillosa
en el oído me susurrabas
a la pregunta respondías
luego tu boca entrecerrabas
mi mirada en tus ojos fija
una brisa afuera soplaba.
Tus ojos marrón grisáceo
en los míos se reflejaban
juntos como por un magneto
amor en ellos fecundaba
un inconsistente soneto
en murmullo se transformaba
los personajes al óleo
en mi mente coloreaba.
Mucho antes de a ti conocerte
a varias mujeres recordaba
solo me bastó con mirarte
mi corazón loco saltaba
cuando podía contemplarte
mis pupilas reverberaban
me gustaría obsequiarte
mi alma a ti encomendada.
Tus cabellos sueltos a la brisa
la cara suave acariciaban
pues la niña llevaba prisa
pues al encuentro no llegaba
la recibí con una gran sonrisa
preguntó de que se trataba
y le respondí sometido
que con toda el alma la amaba.